"Delectando pariterque monendo" Horacio

31 mar 2018

Cascada del Espino


Seguimos con lluvias y aprovechamos para visitar la vistosa Cascada del Espino (Alcalá de los Gazules) que está en pleno apogeo. La primavera ya se nota y por eso ya vemos más flora y fauna por el camino. Como el paseo no es largo nos dio tiempo acercarnos a la Laguna del Picacho, que hace solo unas semanas estaba seca.


 El río Rocinejo baja desbordado de su cauce habitual. Los arroyuelos que dan a él han dañado el sendero de Patrite. Este era camino de contrabandistas y estraperlistas. En un tramo de camino roto nos encontramos este trozo de caneco de ginebra. Alguna carga se desbarató por esta vereda.

 
Nos adentramos en la Garganta del Espino.

 
El terreno resbala a cada paso, nos ayudamos de los bastones de trekking. Nuestro amigo Pepe Merino lo hace con su bordón (él mismo se los fabrica y los talla con simpáticas figuras).

 Pasamos por esta gran roca quebrada que algunos llaman la tortuga. También nos parece la cabeza de un chimpacé.

 Primero el ruido y luego un spray natural nos avisan que estamos casi debajo de la Cascada del Espino. En el mapa topográfico aparece muy cerca "El Chorreón", quizás se refiera a este salto de agua. Ahora nos queda disfrutar de esta maravilla natural, teniendo en cuenta que estamos al sur del sur.




 Los arbustos de durillo (Viburnum tinus) están en flor.


Durillo (Viburnum tinus).

Flores de durillo. Parecen de cera. Ahora una colección de la flora que disfrutamos en el camino.
 
 Brezo arbóreo, cucharero o de pipa (Erica arborea).
 
Orquídeas Oprhys tenthredinifera (vimos muchas).

 Oprhys tenthredinifera.

 
 Oprhys tenthredinifera.

 
  Oprhys tenthredinifera.

 Romúlea sp.
 
 Ornithogalum baeticum.

 La foto está regular, pero creo que es la primera vez que veo Silene micropetala.

 Pedos de lobo (o de zorro); Lycoperdon cf. nigrescens.

 Lágrimas de la virgen: Allium triquetum.

 Bellis cf. sylvestris.

Ramillete de romuleas.

 Sobre una orquídea pillamos a esta mantis: Empusa pennata (hembra). Y ahora una selección de los animalillos que vimos.

Araña escondida en gamón: Agalenatea redii (id. I. Sánchez).

 Meloe tuccia, un "curita" más pequeño que el común y con un granulado muy singular.

 El "bicho! más grande que nos cruzamos es este semental con pocas ganas de levantarse.

Así se hizo la foto anterior (por gentileza de Pepe Merino).

 Euryparyphes terrulentus, saltamontes endémico del SW de la Península Ibérica. Parece que está virando al verde, un color que le procurará mejor mimetismo con tanta hierba fresca.

 Sobre las romuleas vimos pequeños coleópteros alimentándose y, de paso, polinizando. El amigo Migüi Gómez nos lo identificó como un Nitidulidae.

 
Langosta egipcia (Anacridium aegyptium).

Laguna del Picacho rebosando agua.

Y lagunilla pequeña del Picacho, más escondida y también con agua.
 



21 mar 2018

Dolmenes del Guadalteba



"Vivían en modestas chozas de barro y cañas y al final de sus días eran enterrados en soberbios dólmenes de compleja y laboriosa construcción. Si no fuera por ese desproporcionado culto a la muerte, la arqueología no existiría. A lo largo de los milenios, los muertos dejaron más huellas arqueológicas que los vivos".
Manuel Pimentel, Dolmen 2017.
El Valle del Guadalteba corre de sur a norte hasta que su río se embalsa y se encuentra con su hermano mayor, el Guadalhorce. Este corto recorrido, sin embargo, conforma un pequeño país interior con un variado tipo de paisajes: campiña, sierras, tajos, peñones, etc... 
En este bonito rincón malagueño, que linda con Cádiz y Sevilla, se encuentra un interesante número de dólmenes. Nuestros amigos Fina y Manolo, enamorados de estos megalitos prehistóricos, han vuelto a bajar desde Gavá a Andalucía y juntos hemos recorrido esta comarca y algunos de sus dólmenes. Están ubicados fuera de rutas convencionales pero en lugares de privilegio, como pudimos comprobar.
 
 Esta suave elevación caliza es la Sierra del Tajo o de la Lentejuela. Su máx. altura está a 729 m. (aunque la campiña que la rodea está a unos 500). Pertenece al término municipal de Teba y en uno de sus cerros se encuentra la mayor concentración de dólmenes de la provincia de Málaga.

Nos acercamos a esta sierra por cañadas y vías pecuarias. Este tramo empedrado nos llama la atención. Y es que el camino cruza por lo que fue una gran era.

Nuestro destino intermedio es el Cortijo de Vacas Blancas, semiruinoso.

También aparece como Cortijo de Vacablanca.

En este cerro los estratos son horizontales y las rocas se erosionan con forma de grandes losas. Puede que de ahí provenga el nombre de Lentejuela, por las grandes (y pequeñas) "lentejas" de piedra que abundan por su cima y sus laderas.

Rodeamos el roquedo por el borde entre el terreno culto y el inculto. Al fondo el Cerro de la Torre, por los restos de una atalaya fronteriza del siglo XIV.

Con los datos que trae Manolo pronto encontramos las primeras alineaciones de piedras. Grandes círculos, algunos dobles rodeando dólmenes y algún menhir tumbado.


En la bibliografía existente las estructuras están numeradas. Este dolmen de galería es el nº5.




 Entre dolmen y dolmen vemos algunas especies botánicas. Esta además es gastronómica: Asparagus albus.

Gagea foliosa.

Subimos por el cerro y nos damos cuenta de estar sobre una gran cantera. Primero lo debió ser para extraer los ortostatos y grandes piedras para los dólmenes.

Pero más recientemente para labrar piedras de molino. Estas se quedaron a medio acabar.


Las épocas se mezclan. Un menhir labrado y olvidado, muy similar al que hemos visto en la necrópolis.

Piedra de molino practicamente acabada. Incluso con la apertura del óculo.


En una terraza natural oímos el zumbido de abejas, mejor seguir por otro lado.


Por el cerro encontramos almendros, tan naturalizados que se han juntado los frutos del año pasado con las flores de este año.

En un collado entre dos laderas se aprecia el dolmen nº4, el más alto de la necrópolis.

En este prado vemos de las pocas plantas en flor en estos finales de febrero. Como estas Silene colorata.

 

O este Cynoglossum cheirifolium, de tacto algodonoso y flores mínimas.


Nuestra próxima etapa la tenemos a la vista, hacia el sur y bajo nubes que entran desde la costa. Se trata de la Sierra de Ortegícar.

Accedemos a este macizo por las cercanías de Serrato, el municipio más pequeño de la comarca.

En el camino vemos prados cubiertos de lirios de invierno (Juno planifolia).

Con más ejemplares de flor albina que en ningún otro lugar. Juno planifolia hipocromático.


La Sierra de Ortegícar es más extensa que la Lentejuela. Y más alta (963 m.) y abrupta. Los Tajos del Escribano son paredes frecuentadas por escaladores. En estos cortados rojos hay varios escalando.
Parece que el año de corderos ha sido bueno.

Buscamos el Dolmen de Dos Hermanas y a pesar de lo grandes ortostatos clavados en el terreno nos costó encontrarlo solo por referencias fotográficas.

Dolmen de Dos Hermanas (t.m. de Cañete la Real).

Un talud junto al dolmen tiene una bonita población de esta bella crucífera de flores y tallos púrpuras: Moricandia moricandioides.

Un pinar de repoblación rodea casi todo el pie de monte de Sierra de Ortegícar. Algunos pinos están literalmente secos por servir de rascadero de animales (suponemos que cerdalíes).

Bajamos, por el mapa, hasta El Burgo. Allí vamos a buscar otro dolmen de reciente descubrimiento.

Nos movemos por un cerro salpicado de olivos y almendros. Una plantita en flor no nos suena de haberla visto antes. Días después de esta salida nos la identifican como Linaria micrantha, o linaria de flor enana. Una rareza por estos lares. 

En un punto alto del olivar está este Dolmen de El Burgo. Así lo hemos visto publicado, pero puede que se conozca con algún nombre local. Unas varas de higuera amenazan con tumbar las piedras si no se eliminan.

Se echa la tarde en El Burgo y tras un día espléndido parece que llega una borrasca.

De vuelta a Ronda (nos queda un dolmen por ver) paramos para fotografiar una población de narcisos: Narcissus assoanus subsp. assoanus.

 
 Muy cerca nos llama la atención esta curiosa planta. Es un ejemplar de Ephedra fragilis, común en Andalucía Oriental pero bastante rara a poniente. Es una planta muy primitiva y de más antiguo uso humano. Los Neandertales ya la usaban hace más de 30.000 años con fines medicinales y rituales (Rätsch 1995). En la provincia de Cádiz hay muy pocos ejemplares.

Finalmente llegamos al Puerto del Viento. Allí queda por ver otro dolmen, que vimos hace poco, pero hemos añadido a la lista para que Manolo y Fina lo fotografiaran. Las cabras nos señalan el lugar.




Dolmen del Puerto del Viento.

El día acaba en Ronda, donde al anochecer ya llueve con ganas. Ha sido una jornada intensa viendo megalitos y conociendo nuevos rincones de nuestra geografía más cercana (¿Cuanto nos quedará por ver tan cerca de casa?) . Nos despedimos de Fina y Manolo, que al día siguiente regresan a Barcelona volando bajito.